En primer lugar hay que elegir correctamente las variedades que se desarrollan bien en su región. Los expertos del vivero o el centro de jardinería local, jardineros con experiencia, o la oficina de extensión cooperativa podrán hacerle sugerencias. Compre transplantes saludables y plántelos bajo el sol en tierra bien preparada. El tomate echa raíces profundas, por lo tanto, necesitará remover la tierra hasta una profundidad de por lo menos 24 pulgadas y colocar fertilizante orgánico.

Luego de plantar, riegue bien y no permita que las plantas se sequen. Aproximadamente 6 semanas después de plantar, fertilice con un fertilizante alto en nitrógeno. Después, fertilice con moderación, de lo contrario el follaje se desarrollará mucho a expensas de los frutos.

A medida que las plantas crecen, átelas a un tutor o cérquelas con jaulas de alambre para tomates disponibles en viveros y centros de jardinería. Aplique un mantillo grueso de materia orgánica, e independientemente de lo que haga, no permita que las plantas se sequen. Vigile para controlar si hay plagas de insectos, como el gusano picudo del tomate, y proteja sus plantas en consecuencia.