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martes, 30 de marzo de 2010

No suele haber un jardín con huerto en el que se prescinda totalmente de la lechuga. Al fin y al cabo, se trata de una hortaliza fresca y rica en vitaminas que está disponible desde la primavera hasta el otoño con una gran variedad de coloraciones. El rastro de estas plantas puede seguirse desde el antiguo Egipto, pasando por griegos y romanos, hasta los huertos de los claustros de la Edad Media. A mediados del siglo pasado, se conocían ya en Europa Central 65 clases diferentes de lechuga, y actualmente nadie podría decir exactamente cuántas hay en todo el mundo.

La forma primitiva (Lactuca sativa) se presenta en muchas variedades (abreviatura var.), como lechuga clásica, lechuga de ensalada o lechuga romana, y en la gran familia de las compuestas. A ella pertenecen también otras hortalizas para ensalada como la escarola, el radicchio, el diente de león y la achicoria. Las especies cuyas hojas preferiblemente se cuecen o se rehogan pertenecen, por regla general, a la familia de las quenopodiáceas. con la espinaca como representante más importante.

La lechuga clásica se puede culrivar en plantaciones consecutivas desde primavera a otoño; sin embargo, es muy importante elegir la clase correcta, porque las tempranas o de otoño se espigan en verano, es decir, entran en floración. Exigencias: la lechuga común crece bien en todos los buenos suelos de jardín ricos en humus, permeables y no ácidos en lugares soleados; la colocación en la sombra perjudica la formación de la cabeza. La necesidad de nutrientes es más bien moderada debido al corto período de cultivo; por regla general, la lechuga tiene suficiente con un compost bien descompuesto. Cultivo: el cultivo bajo vidrio ya es posible a partir de enero; la primera plantación al aire libre, en febrero-marzo, con siembras sucesivas hasta mediados de agosto. Distancia entre plantas: 25 x 25 cm. Para cultivos tempranos y tardíos es recomendable utilizar una protección con una lámina no tejida o un plástico, o túneles de plástico. El cultivo de lechuga de invierno en el invernadero o en almáciga no es aconsejable para el jardinero aficionado, pues sin una instalación profesional (riego automático, sombreado, calefacción) el fracaso es casi seguro y, además, hay que contar con el ataque de los pulgones.

Recolección: el tiempo de cultivo es de 8 a 10 semanas; algo menos en verano. Clases para cultivo de primavera a otoño: Cindy, Merveille des quatre saisnns (lechuga de cabeza roja), Pirat (lechuga de cabeza grande mejorada); para cultivo de primavera y de otoño: Reskia, Mona.

En otros posts hablaremos específicamente de cada una de las distintas variedades de lechugas y todo lo que tenga que ver con su cultivo.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Los puerros son los miembros de la familia de las cebollas más fáciles de cultivar. Soportan inviernos fuertes, no son afectados por las plagas y enfermedades. Es un excelente cultivo para cualquier terreno.

La época de la cosecha dura más de 6 meses. En la cocina tiene numerosos usos.






Características del suelo

  • Los puerros son menos exigentes que las cebollas y crecerán en cualquier tipo de suelo, a condición de que éste no sea muy compacto y esté mal drenado.
  • La cosecha será decepcionante si el terreno es deficiente en nutrientes y humus.
  • En invierno se requiere una cava minuciosa (añada compost o estiércol descompuesto si no lo hizo en la cosecha anterior).
  • Elija un lugar soleado donde crezcan las plantas. Después de la cava de invierno, deje el suelo rugoso, y en primavera nivele la superficie rastrillándola y pisándola.


Siembra y plantación

  • Aclare las plántulas de modo que estén separados unos 4 cm
  • Los puerros jóvenes pueden trasplantase cuando hayan alcanzado los 20 cm de altura y sean gruesos como un lápiz. Si el tiempo es seco, riegue la parcela el día anterior a la cosecha. Corte los cabos de las raíces y las puntas de las hojas, después sáquelos, y dispóngalos en hileras con una separación de 30 cm, dejando una distancia de 15 cm entre los trasplantes.
  • Realice un hoyo de 15 cm de profundidad con un desplantador, coloque el trasplante, y después llene poco a poco con agua la cavidad para fijar las raíces. No llene el hoyo con tierra.

Cuidados del cultivo

  • Escarde cuidadosamente para evitar el crecimiento de las malas hiervas y asegúrese de que no les falte agua a las plantas durante las épocas de sequedad. No llene los hoyos con tierra.
  • Blanquee para aumentar la longitud del tallo blanquecino. Cuando las plantes estén bien desarrolladas, tire suavemente tierra seca alrededor de los tallos. Efectúe esta operación en etapas, incrementando la altura poco a poco cada vez. No permita, bajo ningún concepto, que la tierra caiga entre las hojas, para no tener luego a la hora de comer, un puerro lleno de suciedad. Termine el aporcado a principios de otoño.
  • El abono aumenta el grosor de los tallos. Debe evitarse, sin embargo, un abono tardío en aquellas plantas que invernarán en el huerto (éste debe interrumpirse a mediados de verano).

Recolección

  • No pretenda producir gigantes con fines culinarios ya que el sabor disminuye a la par que el tamaño aumenta.
  • Empiece la recolección cuando los puerros todavía son pequeños; de este modo alargará la época de recolección.
  • No intente nunca sacar bruscamente la planta del suelo, sáquela poco a poco con una horquilla.
  • Los puerros pueden dejarse en la tierra durante todo el invierno hasta su consumo.

La duración esperada de la germinación es de 14 a 18 días. El tiempo aproximado entre la siembra y la cosecha es de 30 a 45 semanas dependiendo de la variedad.

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